Juan José Hernández Liras - 19 de Abril de 2016   Comenta esta noticia

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El 5 de abril Chema Buceta estrenó charla en el colegio Obispo Perelló, uno de los veteranos en la Asociación de Baloncesto Colegial. El colegio propuso…y Buceta dispuso. No parecía un tema al que se le pudiera sacar jugo de una manera fácil el que planteó José Luis Peñaranda Izquierdo, responsable del programa de baloncesto de colegio del Barrio de la Concepción, pero el conferenciante, experto en comunicación y gestión de grupo, aprovechó para dar toda una lección sobre el tiempo muerto, basándose en sus experiencias y en su dominio de las interacciones humanas y el cómo sacarlas el mejor partido.

Algunas de las cosas que Buceta dijo fueron estas:

"Hay un principio fundamental y es que cuando pides un tiempo muerto te debe hacer falta más a ti que al rival, te beneficia más. Hay tiempos muertos que no son urgentes. A lo mejor puedo solucionar el problema cambiando a un jugador. Hay que intentar reservar los tiempos muertos lo más posible.

No suele ser una buena solución faltado poco para acabar el primer cuarto o el tercero pedir un tiempo muerto para hacer jugada y malgastarlo. Estas gastándolo para solo dos puntos y muchas veces no lo metes.

El entrenador debe dirigir el partido controlando sus emociones.

Para romper una racha rival lo podemos pedir, pero no porque te metan dos canastas seguidas.

Hay que entrenar para que el equipo no necesite los tiempos muertos. Si lo pides aprovéchalo más que el contario.

Es importante analizar por qué lo puede pedir el rival. Aunque te vayan las cosas bien a lo mejor te interesa cambiar algo porque el otro ha pedido un tiempo muerto para cambiar algo.

No por decir más cosas el tiempo muerto es mejor. Hay que seleccionar lo que se dice.

Es muy difícil que haya un equipo americano que organice mal un tiempo muerto. Son muy metódicos.

La disciplina del tiempo muerto es muy importante.

En cuanto a la disposición en un tiempo muerto, el entrenador debe ser una persona que muestre energía. Lo de sentarse en una silla no es buena idea. Pero que cada uno haga lo que quiera…Todo el mundo te tiene que ver y tienes que ver a todo el mundo. Debes captar la atención de los jugadores y para ello es importante el contacto visual.

A lo mejor no hay que usar tanto la pizarra o usarla de manera muy elemental. ¿Cuántas veces se ha usado la pizarra en el entrenamiento? Si vas a usar la pizarra en el partido, úsala en el entrenamiento. Hasta cadetes no utilizaría la pizarra.

La información que des a los jugadores debe ser poca y bien organizada. Con energía, pero pocas cosas. No puedo mezclar la información y hablando muy rápido.

Debería haber entrenamientos en los que no entres en el campo y que se tienen que parecer más al partido y el entrenador debe hablar desde fuera del campo.

Tú mismo como entrenador debes ir mejorando. Pedimos a los jugadores que mejoren y ¿en qué mejoramos nosotros?

Las pausas son importantes. Más que hablar, cómo miras y a quién miras.

Diciendo algo tienes que conseguir el objetivo psicológico.

Hay entrenadores que no dicen nada y solo buscan motivar. Hay que entrenarse en lo que tienen que hacer los jugadores, no en decir que vamos perdiendo y que queda poco tiempo.

Decirles que se centran en sus acciones más que en el resultado de sus propias acciones. Decirles que se centren en lo que dependen de ellos, en su comportamiento y acciones. Hay que centrarse en lo que se tiene que hacer. Decir que “hay que defender” es no decir nada. Hay que decir cosas como: “hay que cerrar el rebote, hacer más ayudas…”

Debo potenciar la autoconfianza. El tiempo muerto debe tener un talante constructivo. No es para analizar los errores. Debemos mirar lo que queda, no lo que ha pasado.

El talante debe ser constructivo: decir cosas que van a servir para lo que resta de partido.

El problema fundamental de un entrenador en un tiempo muerto es él mismo. Las emociones nos controlan a nosotros y no ves lo que está pasando Vas detrás del partido en vez de ir delante: vas reaccionando a lo que pasa en el partido en vez de ir delante. Hay que ir analizando las cosas que pasan.

La dirección perfecta en un partido no existe. Para dirigir un partido debes llegar al campo y estar tranquilo. Tienes que estar preparado para sumir que tus jugadores van a cometer muchos errores.

En ocasiones el problema es no saber controlar el nerviosismo, no el no saber de baloncesto.

Siempre debería haber una parte del tiempo muerto en la que se diga lo que se está haciendo bien. En un porcentaje alto, dejando otra parte para corregir.

Está claro que hay que jugar para ganar, pero hay que eliminar la tensión de la cara y transmitir optimismo.

El tiempo muerto no puede ser todo el mundo diciendo cosas.

Cuando el balón está en juego, lo mejor es que el entrenador no diga nada. Otra cosa es la defensa, en la que se puede elevar el nivel de activación.

El buen entrenador es el que prepara a los jugadores para que él no tenga que estar allí. Tu trabajo es ayudar a que los jugadores crezcan y sean capaces de autogestionarse.

Cuando tu equipo comete un error, tienes que estar más positivo que antes. El arte no es la ciencia.

La información que un entrenador da en un tiempo muerto debería ser conocida. No es bueno en el tiempo muerto decir cosas que nunca se han hecho. Las palabras que se digan, que se conozcan. Antes de un partido transcendente, inventarse cosas nuevas puede no ser una buena idea. Los equipos deben intentar hacer lo que hacen mejor."

Los oyentes, entre los que estaba José Manuel Beirán, medallista en los Ángeles´84, pudieron disfrutar durante algo más de hora y media de una charla dinámica, entretenida, completa y llena de ejemplos. Al final de la misma hubo tiempo para las preguntas y cómo no, para la foto de rigor de Buceta rodeado de algunos de los entrenadores que asistieron.